
Disfruto la desnudez de tus labios, cuando no tienes tabúes, ni prejuicios, ni palabras, sólo tus labios desnudos ahí queriéndome besar.
Disfruto de la sinceridad de tus ojos, que me dicen que te gusto sin miedo, que no buscan más que a mi; tus ojos que dan con tu alma deslizándose por mi cornisa y llegando a lo más profundo.
Tus labios que rozan incesantemente mi piel, tu rozas mi piel, tu aliento roza mi piel, y ahí, cuando estoy cercana a besarte desapareces entre la muchedumbre, el caos y la ciudad.
Olvido tu cara, tu nombre y como luces. Te dejo pasar, te libero, esperando que llegue quien se permita la desnudez en sus labios, la honestidad en sus ojos y roce mi piel.
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